La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles a casi todos los países del mundo —incluida la Ucrania asolada por la guerra— ha generado inquietud en varios frentes de la economía global. Aunque Ucrania fue tratada con más moderación que otras regiones, los expertos temen un efecto dominó que podría afectar su recuperación económica.
El pasado 2 de abril, Trump anunció lo que él mismo denominó “Día de la Liberación”, gravando a la mayoría de los países con diferentes porcentajes de aranceles. Para Ucrania, se estableció un 10% para casi todos los productos, y un 25% para categorías que ya estaban sujetas a gravámenes (acero, aluminio y sus derivados). El impacto, según fuentes oficiales, será menor que en países como China (54%) o la Unión Europea (20%).
Aranceles diferenciados
Esta noticia llega tras una primera ronda de aranceles del 25% en marzo que golpeó de lleno el sector metalúrgico ucraniano, principal fuente de exportaciones hacia Estados Unidos.
Sin sanciones adicionales a Rusia
En la lista publicada por la Casa Blanca, Rusia no fue incluida. De acuerdo con declaraciones de la portavoz Karoline Leavitt, las sanciones existentes contra Moscú ya “impiden cualquier comercio significativo”.
Comercio en declive
Las estadísticas muestran un decrecimiento en el intercambio comercial entre ambos países: en 2024, Ucrania exportó a Estados Unidos productos por valor de 874 millones de dólares, mientras que las importaciones estadounidenses ascendieron a 3.400 millones. Aun así, Washington dejó claro que su objetivo es “fortalecer la economía y la manufactura local” mediante la imposición de nuevos aranceles, pese al escepticismo de numerosos economistas.
Según palabras del propio Trump, Estados Unidos ha sido “despojado, saqueado, violado y expoliado” durante décadas, tanto por aliados como por adversarios, y esta medida sería un paso para revertir esa situación.
Reacciones en Ucrania
La ministra de Economía ucraniana, Yuliia Svyrydenko, calificó los nuevos aranceles de “difíciles, pero no críticos” y anunció que el gobierno no contempla medidas de represalia. En su lugar, las autoridades preparan un plan de respaldo financiero para las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, que se vean más perjudicadas.
La preocupación de los analistas, sin embargo, radica en el posible estallido de una guerra comercial global que encarezca los bienes y afecte indirectamente a Ucrania. China y la Unión Europea, con aranceles más elevados, podrían adoptar contramedidas similares, reduciendo aún más el flujo de productos en el mercado internacional.
De acuerdo con el análisis de Oleksandra Myronenko, experta del Centro de Estrategia Económica (CES) en Kiev, citado por Kyiv Independent, los metales representan la mayor parte de las exportaciones de Ucrania a Estados Unidos. Solo en 2024, las ventas de arrabio (pig iron) alcanzaron 363 millones de dólares y las de tuberías de acero, 113 millones.
Con el nuevo gravamen, la competitividad de estas mercancías podría verse resentida. Además, parte de la producción metalúrgica ucraniana se procesa en la Unión Europea antes de exportarse a EE. UU., lo que podría complicar aún más el panorama si Bruselas decide aplicar aranceles de respuesta contra Washington.
Impacto moderado pero incierto
Myronenko subraya que las exportaciones a Estados Unidos suponen solo el 2% de todas las ventas externas de Ucrania, por lo que el golpe no resultaría devastador. Sin embargo, el riesgo mayor reside en una posible escalada arancelaria a nivel global.
Por ahora, el Ejecutivo ucraniano mantiene la calma. No obstante, varios expertos advierten de que un deterioro en los mercados internacionales —especialmente si la Unión Europea y China protagonizan represalias— podría desacelerar la recuperación económica de Ucrania en medio de la inestabilidad que atraviesa.
Mientras Washington defiende la medida como un paso firme para revitalizar la industria local y recortar la balanza de importaciones, la comunidad internacional observa con cautela el desarrollo de un escenario que podría reconfigurar las reglas de juego del comercio mundial.
Con información de Kyiv Independent.